Establecer prioridades: Clasifico mis tareas según su nivel de urgencia e importancia utilizando la matriz de Eisenhower.
Elegir una herramienta de gestión: Prefiero Todoist, ya que me permite programar fechas de vencimiento, agregar recordatorios y asignar niveles de prioridad.
Dividir tareas grandes: Fragmento las actividades más complejas en pasos más pequeños para facilitar su realización y evitar postergarlas.
Distribuir el tiempo: Asigno horarios específicos en mi calendario, ya sea digital como Google Calendar o en papel, dejando pausas entre actividades.
Revisar y ajustar: Al finalizar el día, evalúo lo que logré y reprogramo lo que sea necesario para mejorar mi organización.