Durante una presentación en vivo en un curso de ciberseguridad, debía explicar un ataque tipo phishing y cómo detectarlo. Aunque había estudiado el tema, me sentí muy presionada al hablar frente al grupo. Me puse nerviosa, olvidé algunos conceptos clave y comencé a dudar de mí misma. En lugar de relajarme y confiar en lo que sabía, me quedé atrapada en el miedo al error y al juicio de los demás.
¿Qué me dejó atrapada en la zona de estrés?
- El miedo a equivocarme frente a otros.
- La presión de querer demostrar que “sabía todo”.
- No respirar ni tomarme una pausa para reorganizar mis ideas.
3 actitudes diferentes para la próxima vez y pasar a la zona de aprendizaje:
- Aceptar que equivocarse es parte del proceso: En vez de enfocarme en no fallar, me recordaré que cada error es una oportunidad para mejorar.
- Prepararme, pero sin sobreexigirme: Organizar bien la información y practicar, pero sin la presión de “ser perfecta”.
- Respirar y darme pausas mentales: Si me bloqueo, detenerme unos segundos, respirar profundo y retomar con calma en lugar de acelerar y aumentar el estrés.