Desde mi perspectiva personal, cambiar hábitos puede ser desafiante porque estamos acostumbrados a realizar ciertas acciones de manera automática, sin pensar demasiado en ellas. Cuando intentamos introducir nuevos hábitos, a menudo encontramos resistencia interna y externa que dificulta el proceso.
El consejo de comenzar con poco, como sugiere James Clear, tiene mucho sentido. Enfocarse en cambios pequeños y manejables nos permite construir momentum y aumentar nuestras posibilidades de éxito. Esto se debe a que pequeñas victorias generan motivación y refuerzan la creencia en nuestra capacidad para cambiar.
Además, entender la motivación subyacente es crucial. Conectar emocionalmente con el porqué detrás del nuevo hábito nos proporciona la energía necesaria para superar los momentos difíciles y perseverar a largo plazo. Esto no solo implica definir metas claras, sino también visualizar los beneficios y recompensas que esperamos obtener.
Personalmente, creo que crear nuevos hábitos es un proceso de autodescubrimiento y autodisciplina. Requiere paciencia, autocuidado y una actitud compasiva hacia uno mismo durante el proceso de aprendizaje y ajuste. Cada pequeño paso hacia adelante es una oportunidad para crecer y mejorar, transformando gradualmente nuestras vidas para mejor.