Cambiar de hábitos no es una cuestión de fuerza de voluntad, sino de diseño. No intentes transformarte de golpe. Empieza con algo tan pequeño que no puedas fallar: en lugar de ‘hacer ejercicio todos los días’, comienza con 5 minutos, o incluso solo vestirte con ropa deportiva. Lo importante no es la cantidad, sino la constancia. Crea un entorno que te lo facilite: deja el libro sobre la mesa si quieres leer más, o pon tu botella de agua cerca si quieres hidratarte. Y sobre todo, sé paciente contigo. Los hábitos no se forjan con presión, sino con repetición amable