El uso de la inteligencia artificial en el proceso de aprendizaje ha transformado la forma en que accedemos y procesamos el conocimiento. Una proporción ideal entre IA y medios tradicionales puede ubicarse entre un 40 y 60%, dependiendo del contexto educativo, el nivel de autonomía del estudiante y el tipo de contenido. La IA destaca por ofrecer personalización, retroalimentación inmediata y automatización, mientras que los métodos tradicionales siguen siendo fundamentales para fomentar el pensamiento crítico, la interacción humana y la comprensión profunda. El verdadero potencial surge al combinar ambos enfoques, permitiendo un aprendizaje más eficiente, adaptativo y enriquecedor.