Esta clase me dejó clarísima la diferencia entre objetivos (el "qué") y metas (el "cómo y cuándo"). Por ejemplo:
Objetivo: Mejorar mi salud física.
Meta: Correr 3 veces por semana durante 30 minutos antes del trabajo, hasta diciembre.
También reforcé la importancia de los disparadores en los hábitos. Ahora entiendo por qué nunca lograba meditar: ¡no tenía una señal clara! Ahora uso mi taza de té matutina como señal para empezar (y la recompensa es esa paz que siento después).
Reflexión: Si un objetivo no nos motiva, es como correr en una cinta estática: mucho esfuerzo sin llegar a ningún lado. Por eso, antes de plantearme algo, pregunto: ¿Esto realmente me importa? ¿Cómo cambiará mi vida?
Duda para debatir:
¿Alguno ha logrado convertir un hábito pequeño (como hidratarse más) en un "hábito clave" que impactó otras áreas? Me encantaría escuchar sus experiencias.
