Al principio fue un poco difícil implementar una rutina, pero ya con el tiempo he notado cómo ciertos hábitos clave han hecho una gran diferencia en mi día a día. Por ejemplo, dedicar los primeros minutos de la mañana a organizar mis tareas me ha permitido tener más claridad, evitar la procrastinación y ser más productiva. También, poder dormir mis 8 horas me ha ayudado bastante, ya no me levanto tan cansada y aprovecho mejor el día. Esta clase me ayudó a comprender que los hábitos no se forman de un día para otro, pero con constancia se puede avanzar, incluso si a veces hay retrocesos. Lo importante es no rendirse y ajustar cuando sea necesario.