El concepto de alternar entre el modo enfocado y el difuso es una estrategia fundamental para optimizar nuestro proceso de aprendizaje. El modo enfocado, donde estamos completamente concentrados en un problema, nos permite resolver tareas específicas y profundas. Sin embargo, el modo difuso, activado durante momentos de relajación y descanso, es donde el cerebro establece nuevas conexiones, lo que puede ser crucial para la creatividad y la resolución de problemas complejos. Esta alternancia es clave para evitar el agotamiento mental y fomentar un aprendizaje más eficaz.
Para integrar esto en la rutina diaria, podemos estudiar diferentes temas a la vez o leer dos libros simultáneamente, lo que activa el modo difuso y nos ayuda a pensar de manera más flexible y amplia. Tomarnos descansos planificados y asegurarnos de tener un sueño reparador también permite que nuestro cerebro asimile lo aprendido y genere nuevas ideas. Alternar entre estos dos modos no solo mejora la concentración y productividad, sino que también optimiza la capacidad de resolver problemas de forma creativa.