Identifico tareas claves según mis metas
Empiezo por pensar en las metas que tengo para la semana o el mes. Luego, divido esas metas en tareas específicas y concretas, asegurándome de que cada una sea clara y alcanzable.
Priorizo las tareas
Ordeno las tareas por importancia y urgencia. Lo hago usando una pequeña lista numerada o, a veces, con un sistema de colores (por ejemplo, rojo para urgente, amarillo para importante pero no urgente, verde para lo que puede esperar).
Asigno tiempos y espacios
Distribuyo las tareas en mi agenda diaria, reservando bloques de tiempo para cada una. También decido en qué lugar las voy a realizar (mi escritorio, biblioteca, al aire libre, etc.), adaptándome a la naturaleza de la tarea y mi nivel de energía.
Uso formatos que se adapten a mi estilo
Prefiero usar listas en papel o aplicaciones digitales simples, donde puedo tachar o marcar cada tarea cumplida. Además, cuando la tarea es grande, la divido en pasos más pequeños para que sea menos abrumadora y me resulte más motivante avanzar.
Incluyo pausas y recompensas
Entre tareas, programo pausas cortas para descansar la mente y, al finalizar tareas importantes, me permito una recompensa (ver una serie, escuchar música, salir a caminar).
Revisión y ajustes diarios
Cada noche reviso qué pude cumplir, reprogramo lo pendiente y hago un pequeño balance para identificar posibles mejoras en mi organización.