Según estudios y expertos en psicología del comportamiento, formar un nuevo hábito puede tomar en promedio alrededor de 66 días. Este período varía según la complejidad del hábito y la consistencia en su práctica. La clave para establecer hábitos duraderos radica en la constancia y la repetición, así como en empezar con pequeños pasos que puedan integrarse cómodamente en la rutina diaria. Al hacerlo, gradualmente el comportamiento deseado se convierte en automático, mejorando significativamente la calidad de vida y la consecución de metas a largo plazo.