La diferencia entre desear y lograr, radica en las acciones que podemos llevar a cabo para poder lograr los objetivos planteados, y para ello necesitamos crear hábitos, los cuáles son acciones repetitivas en automático, desencadenadas por claves o motivadores inadvertidos, lo cual permite hacer acciones comunes necesarias para nuestros objetivos sin dedicar más esfuerzos y recursos necesarios en actividades monótonas y no claves, pudiendo centrar nuestros esfuerzos a los desafíos realmente necesarios que forman parte de todo el conjunto de acciones o metas necesarias para el logro de lo deseado y con ello hacer uso más eficiente de los esfuerzos o recursos destinados para ello, haciendo espacio para lo más importante e imprevistos y a su vez reforzando con los hábitos la disciplina necesaria para alcanzar lo propuesto.
