De acuerdo con la anterior lectura, los niños aprenden mejor cuando se sienten conectados emocionalmente y tienen necesidades básicas satisfechas, como sentirse seguros, alimentados y amados. Luego, los niños aprenden mejor cuando están motivados y tienen control sobre su aprendizaje, en lugar de simplemente recibir información de manera pasiva. Por último, la práctica y la retroalimentación son esenciales para que los niños consoliden su aprendizaje. En resumen, la pirámide de Glasser sugiere que la conexión emocional, la motivación y el control del aprendizaje, junto con la práctica y la retroalimentación, son elementos clave para un aprendizaje efectivo en los niños.