Desarrollar la capacidad de concentración, cumplir con un plan de trabajo de manera constante y aprovechar los intervalos de descanso que propone la técnica Pomodoro son prácticas clave para construir rutinas efectivas. Estos elementos, combinados, fomentan la disciplina personal, mejoran el rendimiento y facilitan la formación de hábitos positivos tanto en el estudio como en otras áreas de la vida diaria.