Disfruta este pequeño cuento!
... y cuál serias tu?
En un pequeño pueblo, cuatro amigos decidieron aprender a cultivar un jardín. Cada uno tenía un estilo diferente de aprendizaje.
Lucas, el convergente, se enfocó en investigar las mejores técnicas de cultivo. Aplicó lo que aprendió y rápidamente logró que sus plantas crecieran fuertes y saludables.
Sofía, la divergente, disfrutó observando cómo crecía el jardín de Lucas. Se sentó a reflexionar sobre lo que veía y comenzó a experimentar con diferentes combinaciones de plantas, creando un hermoso mosaico de colores.
Mateo, el asimilador, se dedicó a leer libros sobre botánica. Creó un modelo teórico sobre cómo las plantas interactúan entre sí y aplicó sus conocimientos para optimizar el espacio en su jardín.
Clara, la acomodadora, no se detuvo a planificar. Se lanzó a la acción, probando diferentes métodos de cultivo y aprendiendo de sus errores. Su jardín era un lugar de constante experimentación.
Un día, se reunieron para compartir sus experiencias. Lucas admiró la creatividad de Sofía, Mateo le explicó su modelo teórico, y Clara compartió sus lecciones aprendidas a través de la práctica. Juntos, se dieron cuenta de que cada uno había contribuido al jardín de una manera única y valiosa.
La historia de los cuatro amigos ilustra cómo cada estilo de aprendizaje tiene su propio valor y cómo la diversidad en la forma de aprender puede enriquecer la experiencia colectiva. Al reconocer y apreciar nuestras diferencias, podemos colaborar de manera más efectiva y aprender unos de otros. Así, al igual que los amigos, podemos encontrar nuestro propio camino hacia el aprendizaje y el crecimiento.