Al entender bien a tus consumidores, puedes reconocer tanto a los competidores directos como indirectos, y también evaluar si es el momento adecuado para lanzar tu producto o servicio. En este punto, es clave que la propuesta esté respaldada por una sólida cadena de valor que no solo satisfaga al cliente, sino que los haga volver y, al mismo tiempo, llegue a más personas a través de una buena estrategia de comunicación.
Para que todo esto sea factible, tu propuesta de valor debe ser rentable. Esto implica tener un buen margen que permita escalar el negocio, de manera que mientras más clientes obtengas, tus costos marginales disminuyan y tus ingresos crezcan de forma continua.
Lo importante es no perder de vista que todo esto no solo se trata de tener una buena idea, sino de asegurarte de que tu negocio pueda crecer de forma sostenible.