Quiero compartir una experiencia reciente que me llevó a un punto de estrés significativo en mi proceso de aprendizaje, y cómo logré transitar hacia la "zona de aprendizaje" para superar el desafío.
La situación se presentó durante un proyecto en el que debía integrar un sistema IoT con un sistema industrial de procesos ya existente. Mi principal obstáculo fue una tecnología específica involucrada en esa integración. A pesar de mis esfuerzos iniciales, me sentía completamente estancado. Dediqué horas a la investigación, consultando diversas fuentes como inteligencias artificiales, tutoriales en YouTube y extensa documentación técnica, pero simplemente no lograba avanzar con el proyecto. La frustración crecía y me mantenía firmemente atrapado en lo que describo como una "zona de estrés", caracterizada por la inmovilidad y la incapacidad de encontrar una solución viable.
Lo que me mantuvo atrapado no fue la falta de información, sino la incapacidad de interpretar y aplicar esa información de manera efectiva para mi problema particular, sumado a la presión de la fecha límite del proyecto. Había un punto ciego en mi comprensión que las herramientas autónomas no podían resolver.
Finalmente, el punto de inflexión llegó cuando decidí buscar ayuda de una fuente diferente: una persona con experiencia directa y profunda en esa tecnología específica. Me acerqué a un colega (o experto, mentor, etc.) y le pedí apoyo técnico, específicamente una asesoría focalizada en los puntos críticos donde me sentía bloqueado. Esta interacción humana, que me permitió hacer preguntas específicas y recibir explicaciones adaptadas a mi contexto, fue clave.
Gracias a esa asesoría, pude desentrañar los nudos de la tecnología, comprender los matices que se me escapaban y, finalmente, avanzar y completar exitosamente el proyecto.
Esta experiencia me enseñó una lección invaluable: si bien las herramientas digitales y la documentación son recursos poderosos para el autoaprendizaje, hay momentos en los que la intervención de la experiencia humana, con la capacidad de contextualizar y guiar de forma interactiva, es irremplazable para romper el ciclo del estrés y permitir un verdadero aprendizaje y progreso. A veces, la solución no está en más información, sino en la forma en que accedemos y procesamos la información a través de la sabiduría de otro.
Espero que mi experiencia les resulte útil y los anime a buscar la combinación adecuada de recursos, incluyendo el valioso apoyo de otros profesionales, cuando se enfrenten a desafíos similares.
Nota: Viendo el curso con la profesora Gabriela Aguiar
Saludos,